así vive Hipólito su viudez tras muerte doña Rosa


EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Como expresidente y hombre de hogar, Hipólito Mejía sobrelleva su viudez a duras penas, soportando en familia la estremecedora extinción de doña Rosa Gómez de Mejía, la espléndida y prestante dama que lo acompañó durante 60 años, primero como novia y después como esposa.

Su gran pariente y compañera de vida ya no está, y esto es para él un golpe “difícil”, una pérdida que lo conmociona y le arranca cierta tristeza.

Solo el calor familiar que recibe de hijos y nietos puede atemperar la nostalgia de otros días, cuando su Rosa brillaba a su lado, acompañándolo en cada momento de su vida, como alma gemela. Pero ocurrió y desapareció en marzo de este año.

“Durante toda la vida fue y sigue siendo la madre y la esposa de mis hijos, y en el caso particular mío, somos parientes cercanos, primos segundos, nos criamos juntos; novios desde los 14 años, matrimonio de 58 años”, dice él con la sinceridad que lo caracteriza, en una entrevista con El Nuevo Diario.

No oculta su dolor: para él ha sido estremecedor, un rudo golpe de la vida. Sin embargo, “gracias a mis hijos y a mis nietos, todos durante estos meses han estado durmiendo en mi habitación, conmigo; y eso es un gran apoyo”, añade.

La presencia de doña Rosa inunda la casa: su foto y sus pertenencias están por doquier, en las paredes y habitaciones. Desde que murió, el viudo ha ido dos veces al cementerio, a tener un contacto de ultratumba con la dama fallecida.

La Rosa que murió

A sus 82 años, la dama sufrió un infarto demoledor que le provocó la muerte en su residencia. En 1940 había nacido en Gurabo, Santiago. En marzo nació y en marzo murió; su vida fue radiante como ese mes. Le llevaba casi un año a don Hipólito, nacido en 1941.

Se casaron en 1964. Procrearon cuatro hijos: Ramón Hipólito, Felipe, Carolina y Lissa.

Reconocimientos

Doña Rosa fue condecorada por el rey Juan Carlos I de España con la Orden Isabel la Católica. Recibió, asimismo, un Doctorado Honoris Causa en Humanidades por la Universidad Católica Tecnológica del Cibao y el Botón Paul Harris, de la Fundación Rotaria Internacional. Le rindieron otros honores y homenajes.

Como primera dama (2000-2004), impulsó la creación del Proyecto Trampolín Museo Infantil para promover la educación integral de los niños, y otras iniciativas de bienestar social.

El futuro político de su prole

Su nieto, el inquieto y sereno Juan Garrigó Mejía, ha seguido los pasos políticos de su madre y de su abuelo.

“¿Le ve futuro presidencial a Carolina?”, se le pregunta. “De eso yo no soy un iluso; ahora, a ella le gusta la política, tiene pasión por el servicio; y Juan desde los 8 años salía conmigo, decía que iba a ser político”, responde.

“Juan es político, definitivamente, y goza todo: si lo critican, si no lo critican, le gusta eso. Obviamente le recomiendo que tiene que cuidarse mucho del entorno, porque la fama y el poder, la belleza, la feúra, eso hay que manejarlo. Él tiene muchas condiciones, y Carola está en eso con pasión”, continúa.

Las pocas veces que ha ido al Palacio, ha pasado a visitar a su nieto y viceministro Administrativo. Sin embargo, no se inmiscuye en esas funciones: deja que se desarrolle y vuele con alas propias. Lo mismo hace con su hija, la apasionada alcaldesa de la capital.-





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